sexta-feira, 27 de março de 2009

La Fraternidad San Pío X muestra su disposición a debatir sobre el Concilio

Zenit, viernes, 13 de marzo de 2009


Menzingen — El superior de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X ha agradecido a Benedicto XVI la carta que publicó este jueves sobre el levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos seguidores de monseñor Marcel Lefebvre, porque permite reconducir el debate a los argumentos doctrinales.

Comunicado del Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X

El Papa Benedicto XVI ha dirigido una carta a los obispos de la Iglesia católica, con fecha del 10 de marzo de 2009, en la que hace saber las intenciones que le han guiado hasta el paso importante que constituye el Decreto del 21 de enero de 2009.

Tras la reciente “avalancha de protestas”, agradecemos vivamente al Santo Padre de haber devuelto el debate a la altura donde debe estar, la de la fe. Compartimos plenamente su preocupación prioritaria de la predicación “en nuestra época en la que en regiones vastas de la tierra la fe corre el peligro de apagarse como una llama que no encuentra de dónde alimentarse”.

La Iglesia atraviesa, en efecto, una gran crisis que sólo podrá ser resuelta por un retorno integral a la pureza de la fe. Con san Atanasio, profesamos que “Aquel que quiera ser salvado, debe ante todo tener la fe católica: el que no la guarda íntegra e inviolada irá, sin duda alguna, a su perdición eterna” (Símbolo Quicumque).

Lejos de querer detener la Tradición a 1962, deseamos considerar el Concilio Vaticano II y la enseñanza post-conciliar a la luz de esta Tradición que san Vincent de Lérins definió como “lo que todos han creído siempre, y en todas partes” (Commonitorium), sin ruptura y en un desarrollo perfectamente homogéneo. Así es como podremos contribuir eficazmente a la evangelización querida por el Salvador. (Cf. Mateo 28,19-20)

La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X asegura a Benedicto XVI su voluntad de abordar los debates doctrinales considerados “necesarios” por el Decreto del 21 de enero, con deseo de servir a la Verdad revelada, que es la primera caridad que hay que manifestar a todos los hombres, sean cristianos o no. Le asegura también su oración a fin de que su fe no desfallezca y que pueda confirmar a todos sus hermanos. (Cf. Lucas 22,32).

Ponemos estos debates doctrinales bajo la protección de Nuestra Señora de la Plena Confianza, con la seguridad que nos obtendrá la gracia de transmitir fielmente lo que hemos recibido, “tradidi quod et accepi” (I Cor. 15,3).

Menzingen, 12 de marzo de 2009 / + Bernard Fellay

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