quarta-feira, 20 de janeiro de 2010

El patriarca de Moscú presenta en
la Navidad ortodoxa el remedio a la crisis
MOSCÚ — El patriarca ortodoxo de Moscú ha presentado en la Navidad ortodoxa, que se ha celebrado este jueves (según el antiguo calendario juliano), el remedio a la crisis global que ha vivido la humanidad: “La verdad es el valor fundamental de la existencia”.
Este es el mensaje que Su Beatitud Kirill ha dejado en medio de una crisis global, que también ha afectado seriamente a Rusia en el año pasado y que, como él aclara, no es sólo económica, sino también y sobre todo moral.
El acto central de los festejos navideños tuvo lugar anoche en la catedral de Cristo Salvador, donde el patriarca celebró su primera Divina Liturgia de Navidad (fue elegido patriarca el 27 de enero de 2009), transmitida en directo por la televisión estatal.
En el acto litúrgico participaron el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, y su esposa, Svetlana, junto a los seis mil fieles que llenaban el templo.
Según los sondeos, dos de cada tres rusos han celebrado la Navidad. Unos 135.000 creyentes asistieron a los oficios religiosos en las iglesias de Moscú, cuyo número solo en los últimos ocho años aumentó de 400 a 800, y también se celebraron misas en los 30.000 templos que tiene la Iglesia ortodoxa en toda Rusia y en otros países del mundo.
El primer ministro y ex presidente ruso, Vladímir Putin, aprovechó las fiestas para anunciar la devolución a la Iglesia Ortodoxa Rusa del emblemático monasterio Novodévichiy (de las Doncellas), en cuyo cementerio yacen algunos de los personajes más ilustres de Rusia y que actualmente es una filial del Museo Histórico Estatal.
En el mensaje que ha escrito para esta Navidad, el patriarca explica que “La sustitución de la verdad por falsos valores explica en su mayor parte el significado cada vez mayor del llamado ‘factor humano’ en los trágicos acontecimientos que se han cosechado cientos de vidas”, denunció el jefe de la Iglesia ortodoxa rusa”.
“Esto explica las crisis que han tenido un impacto global en la economía, en la política, en el ambiente, en la vida familia, en la brecha generacional, y en otros muchos aspectos”, añadió dejando un mensaje que se inspira en las mismas raíces evangélicas de la última encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI.
El Papa felicitó el 6 de enero, día de la Epifanía, a las Iglesias ortodoxas con motivo de la Navidad. El mismo patriarca Kirill había felicitado a Benedicto XVI con motivo de la Navidad occidental y del nuevo año.
“En las circunstancias de la civilización moderna, en la que muchas personas pierden su punto de referencia espiritual y moral, la estrella de Belén sigue mostrando el camino hacia el Señor a todos los que buscan la luz de la Verdad divina”, afirmó el patriarca en el mensaje enviado al Papa, que ha sido citado en la página oficial del Departamento para las Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.

Zenit, jueves, 7 de enero de 2010
Rabinos ortodoxos aseguran que
es pecado escupir a sacerdotes
Por Jesús Colina
ROMA — Uno de los más altos tribunales rabínicos ortodoxos de Israel ha condenado como contrarios a la fe y la moral los ultrajes y los escupitajos contra cristianos, en particular contra sacerdotes, por parte de algunos jóvenes ultraortodoxos de Jerusalén.
Según explica un comunicado de prensa enviado a Zenit por la embajada de Israel ante la Santa Sede, la condena ha sido formulada en una carta por el Beth Din Tzedek, el Tribunal de las comunidad judía ortodoxa, la más alta instancia ultraortodoxa en Jerusalén.
Semanas atrás, algunos sacerdotes, no sólo católicos, habían denunciado que eran constantemente escupidos por jóvenes judíos.
Ante las numerosas denuncias, el consejero del alcalde de Jerusalén para las comunidades religiosas, Jacob Avrahmi, promovió un encuentro entre representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y el rabino Shlomo Papenheim, de la comunidad Haredim, para pedir la formulación de una condena de los ataques contra los gentiles.
A raíz de este encuentro, el Tribunal ortodoxo declaró que, “además de profanar el Santo Nombre, que ya de por sí representa un pecado sumamente grave, provocar a los gentiles, según nuestros sabios — bendita sea su santa y virtuosa memoria —, está prohibido y puede acarrear trágicas consecuencias para nuestra comunidad. Que Dios tenga piedad”.

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